viernes, 29 de octubre de 2010

Uno de cada cuatro 'soles' puede albergar planetas habitables como la Tierra


Cerca del 25% de las estrellas parecidas al sol podrían tener planetas del tamaño de la Tierra. Así lo aseguran los astrónomos Andrew Howard y Geoffrey Marcy de la Universidad de Berkeley (California) en un trabajo publicado en la revista Science.
Para llegar a esta conclusión Howard y Marcy centraron sus observaciones en 166 estrellas del tipo G (amarillas como el Sol) y del tipo K (enanas rojas), que están a unos 80 años luz de la Tierra.
Hacia allí dirigieron, durante cinco años, el Telescopio Keck de 10 metros de diámetro, instalado en Hawai, con objeto de determinar el número, la masa y la distancia orbital entre los exoplanetas y sus astros. Y detectaron un creciente número de planetas de los llamados supertierras porque tienen entre tres y 10 masas terrestres.
Sus porcentajes fueron asombrosos: de los otros soles de la Vía Láctea, en torno al 1% tiene planetas como Júpiter, un 6% como Neptuno y un 12% supertierras. Según Howard, "si se extrapolan estas cifras a los planetas como la Tierra, podemos predecir que hay un 23% de su tamaño". Es, aseguran, la primera estimación basada en medidas reales sobre supertierras y neptunos. Las anteriores se basaban en datos de exoplanetas mucho mayores como Júpiter y Saturno, por lo que eran menos precisas. "Estas nuevas técnicas van a permitir, en la próxima década, encontrar Tierras sin tener que mirar muy lejos", afirma el astrónomo americano.
El estudio de Berkeley contradice los modelos actuales sobre la formación de los planetas, dado que los investigadores los han encontrado en una región donde se predecía que no habría ninguno.
cada día nos llevamos más sorpresas sobre las "prediciones de la teoría". Esta es la buena ciencia, cuestionar las cosaas, experiementar y volver a comprobar.

sábado, 23 de octubre de 2010

La galaxia más vieja

Parte del Campo Ultra Profundo en infrarrojo tomado por el telescopio espacial Hubble de NASA/ESA en 2009. A la izquierda, la galaxia confirmada UDFy-38135539. (NASA)

Los seres humanos tenemos una maravillosa máquina del tiempo: la observación del universo.
El objeto celeste más lejano y antiguo observado hasta ahora es una galaxia cuya luz ha tardado más de 13.000 millones de años en llegar a la Tierra y ha sido observada cuando el Universo tenía solo unos 600 millones de años, han confirmado telescopios europeos en Chile. Los astrónomos se han puesto deberes y en la próxima década quieren llegar a ver las primeras estrellas que se formaron, que calculan lo hicieron a los 500 millones de años de la Gran Explosión.

Simulación de galaxias durante la era de reionización en el Universo joven (ESO)

La galaxia, llamada UDFy-38135539, era una de las candidatas a más lejanas detectadas en 2009 por la nueva cámara del telescopio espacial Hubble, galaxias primordiales compactas nunca antes observadas. Ahora la ha confirmado el Observatorio Europeo Austral (ESO) y otras están fase de confirmación. Pero los astrónomos tendrán que esperar a disponer del nuevo telescopio espacial James Webb, sucesor del Hubble, que observará en las frecuencias de infrarrojo adecuadas, para así cumplir su sueño de ver las primeras estrellas que se formaron en el Universo, cuya edad se estima en 13.700 millones de años.
También quieren ver los primeros agujeros negros en los próximos 10 años. Todavía no se sabe si los agujeros negros se formaron antes o después que las primeras estrellas, explica Mas Hesse, del Centro de Astrobiología, pero sí que son igualmente muy antiguos.

viernes, 8 de octubre de 2010

Ha terminado la misión de medir el Universo.

La Vía Láctea

Una misión espacial de especial relevancia en la última década por sus aportaciones clave a la cosmología actual ha llegado a su fin. Tras nueve años de observaciones del universo profundo, la NASA ha dado por concluidas las operaciones del WMAP.
Estaba situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra y el pasado 8 de septiembre el satélite recibió la orden de encender sus pequeños propulsores, abandonar su órbita de trabajo y colocarse en una de aparcamiento definitivo alrededor del Sol, donde no estorba a otras sondas espaciales. Este potente instrumento científico tomó los últimos datos el 20 de agosto y todavía está el equipo analizándolos. "WMAP ha abierto una ventana al universo más primitivo que difícilmente podríamos imaginar hace solo una generación", ha declarado Gary Hinshaw, responsable de la misión. Para continuar estas importantes investigaciones de la radiación de fondo ha tomado ya el relevo la sonda Planck, de la Agencia Europea del Espacio (ESA).
El universo tiene 13.750 millones de años, con un grado de error del 1%, y la propia NASA señala que se trata de un récord Guinness de WMAP "por la edad más precisa de la edad del cosmos lograda hasta ahora". En cuanto a su composición, los datos del observatorio han permitido determinar que solo el 4,6% es materia normal, la que forma todos los átomos, mientras que el 23% del universo consiste en materia oscura, algo que todavía no se sabe qué es, pero que no emite ni reflecta la radiación electromagnética. El resto, el 72%, es energía oscura, algo completamente desconocido, una especie de presión en lugar de atracción gravitatoria, cuya existencia se detectó en la década de los noventa por la aceleración de la expansión del universo. Esta aceleración no se descubrió con el Wmap, pero sus observaciones han permitido determinar la geometría del cosmos y de ahí confirmar -con un método diferente al inicial- la energía oscura, sea lo que sea.

A

martes, 5 de octubre de 2010

Nueva clase de agujero negro


Hace poco más de un año astrónomos europeos y estadounidenses descubrieron un agujero negro a millones de años luz de distancia con una masa superior a quinientas veces la solar. Lo denominaron fuente de rayos X ultraluminosa 1 (HLX-1).
Ahora, científicos de Francia, Reino Unido y Estados Unidos han aportados pruebas de la distancia y del brillo de esta fuente de rayos X ultraluminosa y han confirmado que está situada cerca de una galaxia y que supone una nueva clase de agujero negro. Sus descubrimientos, publicados en un artículo en la revista Astrophysical Journal, demuestran que HLX-1 no está en nuestra galaxia y que no es un agujero negro supermasivo del centro de una galaxia lejana situada en segundo plano.
Los astrónomos, dirigidos por la Universidad de Leicester (Reino Unido) afirman que HLX-1 es el objeto astronómico más extremo de los situados en la galaxia ESO 243-49, a una distancia de la Tierra de unos 290 millones de años luz. Sus hallazgos confirman la luminosidad extrema de HLX-1, que describen como «un factor unas 100 veces superior al de la mayoría de los demás objetos de su clase y unas 10 veces mayor que el de la siguiente fuente de rayos X ultraluminosos más brillante».
Esto obliga a los científicos a replantearse sus teorías sobre el brillo máximo de las fuentes de rayos X ultraluminosas y refuerza la idea de que HLX-1 podría contener un agujero negro de masa intermedia. Hasta ahora era imposible detectar con fiabilidad este tipo de agujeros negros.
El equipo planea profundizar en la investigación y averiguar si existen más objetos tan extremos como HLX-1 y comparar los datos que poseen sobre él con fuentes de rayos X ultraluminosas más grandes. Esta información ayudaría a averiguar cuántos agujeros negros de masa intermedia existen y a determinar sus ubicaciones.

A